miércoles, 14 de diciembre de 2011

Vicky, Cristina, Barcelona

Escrita y dirigida por Woody Allen, ese maestro de las comedias inteligentes; rodada en Nueva York, Asturias y Cataluña, protagonizada por Javier Bardem, Penélope Cruz, Scarlett Johansson y  Rebeca Hall. Trío amoroso inconsistente, inteligente, profundo y lleno de matices en Barcelona. 
Vicky y Cristina son dos amigas estadounidenses que deciden ir a Barcelona a pasar las vacaciones de verano. Vicky (Rebeca Hall) está prometida y no tiene intención alguna de estropear la boda, y Cristina (Scarlett Johansson) es pasional y enamoradiza y quiere enamorarse y correr grandes aventuras. Como el agua y el aceite, pero amigas al fin y al cabo.

Cuando llegan a Barcelona conocerán a Juan Antonio (Javier Bardem), en un restaurante donde les propone un plan… diferente y excitante a la vez: pasar la noche en Oviedo. Pero este hombre, excéntrico pintor, mantiene una relación un tanto extraña con su ex mujer, María Elena (Penélope Cruz). La sucesión de los acontecimientos marcados por un inteligente guión, con pocos adornos pero directo y claro, nos muestran las vueltas que pueden dar las relaciones de pareja hasta poder convertirse incluso en tríos. El amor que fue, el odio en que se convirtió y la amistad o el deseo que puede generar tras las rupturas se mezclan con la perseverancia de querer matrimonio, de tener una vida plena con el hombre de tu vida, con esa persona que te hace sentir única y especial. Pero nada más lejos de la realidad, porque el engaño es la base de todas las relaciones de Juan Antonio, que aunque pasional un tanto dejado en sus apasionados revolcones.

Magníficas las interpretaciones de Scarlett y de Penélope, siendo esta última una gran revelación para los sentidos, ya que interpreta a la perfección a la española loca y desmedida que está llena de celos y de pasión, que es un histérica empedernida. Desde aquí solo puedo resaltar el guión y la fantástica aparición, aunque corta, en el filme de Cruz que nos muestra el porqué se ha merecido ese Oscar, y porqué se merecería otro más.
Además de Scarlett, que es la musa actual de Allen, ya que con ella es con quién últimamente crea para la gran pantalla y el gran público cinéfilo.
Diferente, chocante, emocional e incomprensible para mentes obtusas que no sepan apreciar el arte convertido en cine.


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