Esta comedia romántica estadounidense dirigida por Will Gluck nos muestra una vez más como el amor de dos personas puede ser algo más que pasión. La amistad y la confianza que se forman en esta pareja que se combina con una cazatalentos llamada Jamie, y un reconocido director artístico, Dylan, nos hace sentirnos inspirados por la naturalidad que aportan ambos a escena. Desde el principio ambos intentan mantener una relación únicamente guiada por el sexo, donde la promiscuidad es la unión que tienen, y en principio la única que quieren tener por sus malas experiencias amorosas. Pero como suele suceder el amor surge intensamente entre los dos.
En la película vemos a un Justin Timberlake (Dylan) en su salsa, participando en la escena con la guapa Mila Kunis (Jamie) y dejando entrever esos sentimientos que afloran cuando conoces a alguien que te descoloca. La sinceridad y la emoción de la película traspasan la pantalla para demostrarnos que sin efectos especiales también se pueden hacer buenas películas con amor, sentido común y humor. El resultado: un buen rato con una buena creación.
La fotografía es sencilla, clara y nada obscena; lo esperado para esta romántica entrega cinematográfica. Por ello ambos actores protagonistas parecen estar muy cómodos en su papel, son la combinación perfecta para la película. El guión, por otra parte, no contiene frases típicas y hechas de uso común que podían haber trastornado el conjunto, sino que es original y sencillo, sin adornos.
No me queda nada más que recomendarla a todos los amantes de las cosas bien hechas.
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