martes, 13 de diciembre de 2011

Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands), 1990


Es casi obligatorio, ahora que se acercan las nieves invernales, sacar a la palestra una película que sin duda llena de ternura cualquier momento de la vida: Eduardo Manostijeras. De la mano de Tim Burton se unen actores de la talla de Winona Rider y Johnny Depp protagonistas de una historia de amor extraña y a la vez nada caduca, que nos muestra sentimientos encontrados con dos personas diferentes pero a la vez muy parecidas.
Película contada por una abuela que le explica a su nieta que un inventor creó al muchacho Eduardo, pero que no pudo acabar su obra porque murió y le dejó a su creación tijeras en el lugar donde deberían haber ido las manos. Esta historia contada en la noche del día de Navidad gusta a todos y ha sido nombrada como una de las mejores películas de la historia del cine. Fantásticamente se mezclan sensaciones como el amor, el rechazo, la burla y el sarcasmo que nos dan la mezcla idónea para obtener otra obra maestra de Burton.

Depp está joven, por aquellos años 90 se estaba formando y obteniendo esos matices que le hacen ser un actor tan brillante, y mientras, una aun más joven Winona daba la sensación de ser más inocente aun de lo que exigía el papel. Poner la carne de gallina con la idea de tener tijeras en vez de manos, al querer dar esa sensación a conocer intuyo que hace una reflexión de cómo vivir si tienes dos extremidades menos en el cuerpo, aunque es más difícil si éstas están más afiladas que los cuchillos de casa.
El miedo al principio, la aceptación con reparos, los celos y el amor de unos pocos son los sentimientos que se van desarrollando a medida que avanza la historia. Es totalmente recomendable porque actores, guión y maquillaje son dignos de ver y de volver a ver. Extenuante.




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