La adaptación del libro de Matthew Quick por David O. Russel
es la clara favorita para la 85º edición de los Oscars, con doce nominaciones
incluyendo mejor película, mejor actriz, actor y mejor director.
La historia de Pat (Bradley Cooper) es aparentemente normal
pero no para Hollywood y su largo historial de comedias románticas, ya que el
amor en esta película es atípico pero engancha al espectador. Pat conoce a
Tiffany (Jennifer Lawrence) en una situación cómica y dramática a la vez y de
ese primer encuentro surge una relación de amistad poco convencional. El guión
da vida a unos personajes que parece que empatizan con el público de forma
fácil y sincera y nos hacen meternos en la mente de una persona que ha
enloquecido tras descubrir a su mujer con un hombre en la ducha. De esta
pequeña anécdota surge una película que mantiene la atención del espectador
desde el principio hasta el final porque teje un argumento que realmente
engancha.
Los actores principales nos saben llevar fácilmente a su
situación personal y vemos a un Bradley Cooper inquieto, nervioso y por
supuesto loco, que está enamorado de la idea del amor y que quiere a su mujer a
pesar de las consecuencias. Y una Jennifer Lawrence que tiene otro tipo de
locura producida por el hecho de haberse quedado viuda recientemente. El mal de
amor con amor se cura, es el mensaje de la película.
La Banda Sonora está bien escogida aunque es tan típica como
el género en el que se encuadra la película, por ello no es lo que más resalta
de la misma. Al igual que el guión por ser una adaptación quizá es lo menos
magistral del filme. Sin duda la actuación de los actores protagonistas es el
plato fuerte de esta comedia romántica que tapa el papel de Robert De Niro como padre del loco Pat.
Efervescente, emotiva pero no lacrimógena. Muy recomendable.
Suerte en los Oscars porque se merece las nominaciones.
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