Posiblemente una de las formas de comunicación que más se utilizan hoy en día sea la publicidad. Aunque no le prestemos la suficiente atención y aprovechemos el momento en el que nos interrumpe para terminar tareas dejadas a medias, es lo que más comunica.
Si intentamos recordar cuál fue el último anuncio que hemos visto en la televisión, oído por la radio e incluso leído en algún periódico o revista, es probable que el resultado sea buena. No creo que nos acordemos de la totalidad del anuncio, posiblemente recordaremos una sensación, un sentimiento, y con algo de suerte el eslogan.
La comunicación que se realiza con la publicidad siempre me ha parecido que tiene un halo mágico que puede transportarnos a cualquier lugar y hacernos sentir de cualquier forma que se proponga. "La magia de la publicidad", muchas veces referida, hace que un simple refresco simbolice la unión y la amistad o que una espuma de afeitar sea la que todos los hombres necesitan para ser un imán con las mujeres.
La mejor forma de hacer publicidad quizá sea (para mí) la que produce una emoción o simplemente la que sorprende. Ya sea ésta alegre o triste, pero que hace que te fijes en aquello que se anuncia, o te haga quedar sorprendido cuando, tras la historia, descubres el producto o servicio que se anuncia.
Aquí hay algunos ejemplos que no conocía y que parece que, al margen de la marca o el producto, son novedosos o por lo menos dos buenas ideas.
Sin embargo, este segundo ejemplo es más visual y ha conseguido, con muy pocos ingredientes, el efecto deseado: la gente cuando lo vea entenderá que se anuncia una salsa, que parece mostaza, con la que mejorar el sabor de sus platos. En esencia comunica muy bien y es totalmente coherente.
En definitiva, puede que la buena comunicación resida en una imagen y un eslogan acertado, aunque hay veces que ésta misión puede hacerse complicada.
Aquí hay algunos ejemplos que no conocía y que parece que, al margen de la marca o el producto, son novedosos o por lo menos dos buenas ideas.
En este primer caso podemos ver una mujer que se resguarda de la lluvia, pero cuál es nuestra sorpresa que el paraguas forma parte del packaging de la misma publicidad. Resulta un cartel ingenioso en el que la marca no molesta. Lo malo: parece que no tiene mucho que ver con la imagen.
En definitiva, puede que la buena comunicación resida en una imagen y un eslogan acertado, aunque hay veces que ésta misión puede hacerse complicada.