La octava edición de los “Premios 40 Principales Ballantine´s”
reunió a un torrente de artistas nacionales e internacionales en el Palacio de
los Deportes de Madrid, el pasado 12 de diciembre. Aunque no hubo demasiadas
sorpresas, quedó de manifiesto que la buena música está muy por encima de los
malos intentos de engaño que quieren colarnos. Me explico mejor.
Voces de
diferentes tonalidades se dieron cita dicha tarde para arropar un evento que
lleva siendo fecha clave en el panorama musical desde hace ya ocho años. Las
actuaciones de Ricky Martin, Naughty Boy, James Arthur y Olly Murs destacaron
entre los invitados internacionales. Entre ellos hubo varios premios esperados
como es el caso del “Mejor Artista o Grupo Latino” que se lo llevó el puertorriqueño
Ricky Martin, o el premio a la “Mejor Canción Internacional” para el joven
James Arthur. Lo más sorprendente de las entregas fue que algunas fueron
merecidas recompensas a una carrera musical o a una revelación, y el resto: muy
esperado.
En el caso de
los premios nacionales es donde se vio un claro ejemplo de las buenas prácticas
y también de lo lamentable. No podía faltar el reconocimiento a los 14 años de carrera a
los hermanos Muñoz, Estopa, que se llevaron el “Premio a toda una Trayectoria”. El “Premio Nacional al Artista más Polifacético” fue para Dani
Martín, que cantó una única canción, Cero,
el single que da nombre a su último disco, logrando una de las mayores ovaciones
de toda la noche. Junto con el dueto de Estopa que se llevó el único “bis” de
la velada tras entonar su conocido Como
Camarón, además de una ovación que quería interrumpir el resto de la gala.
Pero no sólo
los más veteranos vieron reconocido su trabajo, también otros como Pablo López
que recibió el galardón al “Mejor Artista Revelación en 40 Principales”, tan
merecido y esperado. También obsequió a los que allí estábamos con su canción Vi que interpretó junto con su
inseparable piano. Sin duda, este fue uno de los momentos más emotivos de la
noche, ya que estuvo arropado por la iluminación de los móviles de los casi
15.000 espectadores del evento.
Otro de los
recuerdos que quedan grabados fue la tonalidad de Jesse&Joy con su Corre, seguido de La de la mala suerte que interpretaron con el malagueño Pablo
Alborán, siendo el artista más querido de la noche. Alborán se llevó tres
premios: “Mejor Álbum Nacional” por Tanto;
“Mejor Artista o Grupo Nacional” y “Amo de Twitter” con 1,5 millones de tweets.
La cantante Malú recibió el premio a la “Mejor Canción Nacional”, Vuelvo a verte, cantada con Pablo
Alborán y compuesta por Pablo López. La cantante quiso compartirlo con Alborán
y agradeció públicamente a López su genial composición.
Pero todo no
puede ser color de rosa, tiene que haber alguna nota que desafina y que
emborrona la “gran fiesta de la música”. Ésta sin duda fue el playback sin
precedentes que hizo el grupo Auryn y la intervención en el escenario de Cristina
Pedroche, como bailarina junto a estos cinco jóvenes. (Por cierto, que Auryn se
llevó el premio al “Mejor Videoclip Nacional” por Heartbreaker; ironías de la vida). Este tipo de hechos son los que
producen efectos negativos en los asistentes, que obviamente nos dimos cuenta
del engaño y de la poca coherencia de los mismos.
Sin embargo,
es de ley resaltar que hubo dos cosas que se permanecerán en mi retina. Que la
buena música sigue gustando, como la que hacen Dani Martín o Estopa, debido a
las reacciones del público. Y que los que realmente son grandes artistas que están tomando los primeros pasos en la vorágine
musical tienen las cosas claras y son fieles a la verdad, como los tocayos
llamados Pablo.
Por todo ello
me quedo con algo que dijo Pablo Alborán, el mayor premiado de la octava
edición, que aunque pueda pecar de ser puro marketing, es una gran verdad que
nadie tuvo en cuenta: “La música es compartir, no competir”.